Así fue Classic Madrid Tour

Aire fresco

Justo el primer fin de semana en que los confinamientos territoriales abrían la posibilidad de los desplazamientos interprovinciales, Automovilia arrancaba de nuevo. 26 participantes se animaban y se unían a una larga ruta que dio la vuelta a la comunidad madrileña.

J.B. (TEXTO). FÉLIX MACÍAS / GONZALO BALBÁS (FOTOS)

Así fue Classic Madrid TourNo fue fácil echar a rodar. La cancelación del estado de alarma todavía era una incógnita apenas una semana antes de la cita, el sábado 15 de mayo. Había incertidumbre sobre todo para quienes habían planeado asistir procedentes de otras provincias. En los días previos, algunas comunidades autónomas no habían confirmado la anulación administrativa de los cierres perimetrales. Las autoridades sanitarias aún se mantenían recelosas y, lógicamente, el mensaje calaba en la población en general y en los posibles participantes de fuera de Madrid en particular. Todo ello no quita que todavía hoy la prudencia continúa siendo el mejor antídoto ante una pandemia que nos lleva manteniendo en vilo durante ya hace más de un año.

De hecho, arrastrados por ese dilema, los organizadores del Salón Classic Madrid se habían visto obligados a cancelar el certamen a última hora. Tal circunstancia condicionaba, de soslayo, el programa previsto para el Tour, pues contemplaba que la salida y la llegada tuviesen su epicentro la feria y, a la conclusión de la ruta, los participantes podrían visitarla.

Aun con todo, una veintena de aficionados fueron llegando a primera hora de la mañana del sábado al aparcamiento del restaurante La Pesquera, en la Casa de Campo, lugar de encuentro situado a escasos metros del pabellón de Cristal donde se hubiese celebrado el salón. Para salvaguardar la seguridad de los asistentes y por imperativo de aforo, Automovilia Classic Cars Events había limitado las plazas.

Así las cosas, un día antes había llegado el imponente camión del principal colaborador del evento Seat Históricos, con los seis vehículos que trasladaba desde la nave A122 donde guarda y mantiene viva la colección de la marca. En su interior esperaban los Seat 850 Especial 2 puertas y coupé, un 124 primera serie, los 1430 berlina y familiar y el último ejemplar recientemente restaurado, un 128 Sport 1300. Era la puesta de largo de este coche, que nuestro colega Juan Hernández (revista Auto Fácil) tuvo el honor de “desvirgar” durante la primera parte del recorrido.

Así fue Classic Madrid TourCompañeros de prensa serían los conductores de los Seat y, en mi caso, a Motor Clásico le fue asignado el 850 Especial, copilotado por mi infatigable compañero de viajes Isidre López, director de Seat Históricos. A priori, era el más modesto del sexteto… y del resto. En la práctica, los 47 caballitos de su 843 cc dieron mucho de sí. Ya lo había probado hace tres años en una preciosa y montañosa ruta alicantina (MC 358). Su motor es un molinillo que permite –y anima- a mantener un ritmo vivo, divertido y, en todo caso, desinhibido, como he vuelto a constatar.  

En el aparcamiento, a la hora de arrancar los motores, el bronco ronquido del V8 del Buick Riviera de Juan Carlos Vilda contrastaba con el afinado silbido del seis cilindros XK del Jaguar E-type S1 4.2 de Francisco. Aunque el más reconocible, a ojos cerrados, era sin duda el característico ronroneo metálico de los cuatro Seat 1430 reunidos. 

Después de un café de bienvenida y de recoger las correspondientes acreditación y documentación, a las nueve en punto la caravana echaba a rodar. Era el momento deseado después de tanto tiempo en dique seco. Durante el primer sector, el rutómetro ponía rumbo hacia el noroeste de la comunidad de Madrid: Villaviciosa de Odón, Brunete, Quijorna…

El tráfico denso y, sobre todo, los numerosos grupos de ciclistas confirmaban que los madrileños teníamos ganas de salir de casa. La mañana primaveral, casi veraniega, animaba a ello. Por Navalagamella, la carretera M-521 se estrechaba y se retorcía en dirección a El Escorial. Ahí empezamos a disfrutar de la conducción. El 850 era el que recordaba. Su ligereza y puesta a punto lo hacen más ágil de lo que su apariencia de pequeño utilitario sesentero deja entrever. No en vano, fue la versión más usada por algunos pilotos “amaters” en rallyes locales de la época.

Así fue Classic Madrid TourA estas alturas, Carlos de Miguel y Javier Arias habían puesto pies en polvorosa con el hermano mayor, el Seat 1430. Y Juan Hernández, me achuchaba cortésmente sin ningún ánimo de exprimir el 1.300 del límpido 128 Sport.

Jaime Sánchez sacaba de su colección particular “Seat en Rodaje” el Ronda de “Asistencia” carrozado como tal en su día por Imesa. Y los vallisoletanos Luís Alarcos y Elena Vallés parecían estar pasándoselo de lo lindo con el coqueto MG Midget descapotable a tenor de las sonrisas con las que salen en todas las fotografías. Precisamente el cierre de su caprichosa capota les jugó una mala pasada a mitad del recorrido y se soltó, sin mayores consecuencias que parar y volver a colocar. Lo de quedarse sin gasolina también fue culpa del aforador… (¡Ejem…!)

Cada cual a su ritmo, unos y otros fueron haciendo camino y alguna parada para estirar las piernas, cambiar de conductor, tomar un café o sacar fotografías en los lugares más emblemáticos por los que transcurría la ruta en las estribaciones de la sierra del Guadarrama. La familia Ruiz no tenía problema alguno en mantener el ritmo con su Porsche 928 S. También parecían disfrutar los jóvenes David de Miguel y Juan Rodríguez con su impecable Renault 14, un “youngtimer” poco habitual en estas reuniones pese haber sido un modelo de éxito en los años 70 y 80. Raúl Aranda, presidente de FEVA, también se sumó al grupo desde El Escorial con un 911 Targa.

Así fue Classic Madrid TourEn Torrelaguna, el circuito giraba ya hacia el sureste, en busca de la Cuenca del Henares. Después de dos tercios de los 284 km del bucle diseñado, llegaba la hora de parar, visitar y tomar un tentempié en la bodega Cuarto Lote, en la localidad de Nuevo Baztán.

Quedaba solo el último tramo por la comarca de Las Vegas, al sureste de la provincia: Valdilecha, Tielmes, Morata y Perales de Tajuña. En torno al valle del Jarama, en San Martín de la Vega, la M-301 retornaba a los participantes al punto de origen, el restaurante La Pesquera, donde parada y fonda pusieron el punto y final al Tour.

O más bien, un punto y aparte, que tendrá su continuación apenas dentro de un mes en el II País Vasco Classic Tour, del 11 al 13 de junio. Después del éxito de la primera edición, esta segunda tendrá su centro neurálgico en la capital guipuzcoana, la siempre elegante San Sebastián. ¡Os esperamos!

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